La crisis hídrica en México se profundiza, con el agua embotellada en niveles récord y ciudades como Puebla enfrentando escasez y desperdicio. La falta de medidas urgentes podría desencadenar una crisis sin precedentes.

El pais enfrenta un grave deterioro en el suministro de agua desde 2018, afectando al 80% del territorio, con ciudades experimentando escasez y abastecimiento limitado.

El agua embotellada alcanzó un consumo anual de 282 litros por persona en 2020, cinco veces más que el promedio mundial, revelando una tendencia creciente desde 2010, cuando se estimó en 234 litros.

La sequía que inició en 2021 ha dejado presas en el centro y noreste con niveles mínimos. Sin embargo, datos recientes indican un llenado promedio del 52% en las 210 grandes presas, según el IMTA y la Conagua.

El investigador Agustín Breña, hace tres años, alertó sobre la afectación a la seguridad hídrica, especialmente en la Ciudad de México, con una disminución del 37.8% en las presas del Sistema Cutzamala.

En el estudio “Rediseño del riesgo hídrico de México,” Breña advierte que, si persiste el declive y la falta de control sobre concesiones, se avecina una crisis hídrica sin precedentes.

Un mapa que rastrea el almacenamiento hídrico desde 2002 revela una recuperación post-sequía de 2011, seguida de un severo declive desde 2018, exacerbando la situación.

En Puebla, se desperdicia el 40% del agua extraída, contribuyendo a una crisis aguda. Tandeo generalizado afecta a mil 500 colonias, con escaso suministro y presión insuficiente.

En las colonias más afectadas del norte y sur de Puebla, el servicio se restringe a uno o dos días por semana, durante la noche y madrugada, generando quejas por la débil presión y la insuficiencia para satisfacer necesidades básicas.

Más de 30 colonias sufren escasez severa o carecen totalmente de agua. Aquellas con suministro continuo son habitadas mayormente por personas de altos ingresos económicos.

La población, ante la escasez, recurre a la compra de pipas, cuyos precios oscilan entre 500 y mil 200 pesos. Este mercado negro, sin regulación, se expande notoriamente en la ciudad, agravando la situación.